El hombre de la costa caribe colombiana tiene una particular forma de ver y concebir la sociedad y el mundo que le rodea. En este sentido esa concepción cosmogónica esta relacionada a factores socioculturales que son producto de un largo proceso de hibridación en el país propiciado desde la presencia indígena en nuestras tierras hasta el momento mismo de la conquista, colonia y posterior conformación en republica. Cada una de esas variables históricas aportaron indiscutiblemente diversas formas culturales entre ellas la música y el folclor y con ellas la visión espiritual o mística que cada conglomerado social, en función de esa variable o periodo histórico, traía consigo.
En ese devenir, la música tuvo un rol importante porque cumplía la función de ritualizar cada actividad humana, llámese bautizo, matrimonio o funeral. No es extraño entonces que esa misma condicionante sociocultural se evidencia aun, en espacios donde la música cumple su papel aglutinador y de convivencia: Los estaderos y bailaderos populares Espacios que de alguna u otra manera resaltan la visón del hombre de la costa del caribe y como se apropia de dichos espacios para reflejar su quehacer mas allá de lo social. Esta ritualización generalmente lleva consigo elementos que le son propios, la ejecución en solitario de un baile, y en algunos casos en pareja, al compás de ritmos afro antillanos interpretada por leyendas de la música como Héctor Lavoe, Richie Rey, El gran combo de Puerto Rico, Oscar de León, Rubén Blades, Celia Cruz, entre otros, todos ellos con un denominador común: la salsa, un ritmo que es el producto de la suma de elementos caribeños que se estuvieron transculturando y que provenían de antecedentes comunes de las culturas hispánica y africana. La suma de innovaciones aportadas por caribeños establecidos en el cosmopolita barrio latino de Nueva York dinamizó un hecho musical híbrido de todos estos países, que se aceptó, identificando todo el Caribe en esta nueva expresión. Igualmente el consumo de cerveza, la vestimenta como parte de un proceso de identificación (camisas de colores fuertes o de flores, camisetas del equipo de fútbol del que es hincha o al cual pertenece, etc) y el manejo del lenguaje y los procesos mismos de comunicación, estos últimos generalmente están asociados a la música y sus interpretes, salvo alguno casos se plantean conceptos en torno a su realidad.
Estos espacios llámense La Sede Juniorista Salsa 8, La Troja, La Cien, Estadero El Triángulo Deportivo, están ligados al amoblamiento urbano, porque hacen parte de las dinámicas de la ciudad y de sus habitantes, al convertirse en enclaves importantes no solo para la catarsis, sino que son propiciadores de convivencia al forjarse como una especie de clubes sociales donde los participantes generalmente son siempre los mismos de dicha actividad social, una especie de socios del espacio y el lugar como tal.
Barranquilla es una ciudad sembrada a la orilla del Mar Caribe, lo cual la acostumbró a la idiosincrasia del agua salada. A esta ciudad, llegaron conceptos sociales traídos de España como La Verbena, reunión de personas de clase popular alrededor de un equipo de sonido gigante con muchos parlantes y decibeles llamado Picó, quien dispara música Afro caribe durante todo el tiempo en un espacio cercado por láminas de lata, madera y palmas de cocoteros en la mitad de la calle al compás del ron, aguardiente o cerveza. Tiempo después, surgen Los Estaderos, que a diferencia de las Verbenas, se ubican en cualquier casa de esquina pero giran alrededor de las mismas directrices, amplificación de sonido, que puede ser el picó, venta de bebidas alcohólicas, mesas y bancos de madera, descargas, guarachas, mambos, salsa, pachangas, etc; pero a espacio abierto.
Esta trilogía, llena de rumba, trasnocho, ron y mucha música; sobre todo, ha obligado a los ciudadanos de esta parte del Caribe a llenar su cabeza y oídos de melodías de alta calidad interpretativa. La Salsa, "Boom" comercial, sello o etiqueta, pero al final el término que aglutinó todos los ritmos; fue el eje para bautizar lo que aparentemente sonaba parecido. Lo que se hizo del `66, hacia acá, recibió ese nombre y lo que se había hecho antes de los 50s hacia adelante también.
Paralelo a eso atenuantes sociales se de una perentoria necesidad de escapismo de la cotidianidad, reflejada en el baile, la música y en el mismo hecho comunicativo, en estos sitios usualmente se habla preferentemente de fútbol y mujeres, teniendo en cuenta que mayoritariamente quienes frecuentan esta especie de clubes son hombres, aunque existe la presencia femenina como compañía, esta no es tan recurrente En efecto los roles masculinos y femeninos están claramente definidos. La presencia de mujeres tiene una doble connotación, más que compañía es un ejercicio de control sobre su compañero en algunos casos y de complicidad en otros.
En este contexto se evidencia y refleja el espíritu del hombre del caribe, específicamente el Barranquillero, un ser humano complejo en lo esencial y de una forma sui generis de quitarle la tristeza a la vida a través del baile la música y su interacción social.
1 comentario:
Omar, mas allá de las consideraciones en cuanto a la apropiación de un espacio, por un estilo circunstancial de vida, los estaderos básicamente son urdimbres cosmogónicas de un ethos caribe; primariamente fueron nuestros contertulios y paisanos del caribe insular los que trasegaron por estas formas de participación ciudadana, mucho antes de que se hablara del tema a nivel global,en el estadero se discute de política tanto como de problemas caseros, siendo un sólo sancocho de ideas, en ese caos cosmico que implica el volumen estridente del picó, la rezongadera del contertulio, el trago pausado de frías o de ron y la impertinencia del vendedor de todo tipo que se cuela al sitio en busqueda de la oportunidad de negocio, refleja dramaticamente la composición de nuestra sociedad.
Pero este no es un problema caribe, es un algo común con todas las clases populares del mundo, desde la gélida siberia hasta el cálido trópico nuestro sin olvidar a nuestros paisanos paramunos, que adicionalmente agregan la sordina dek tote del tejo al maremagnun cacofonico del lugar. Es cuestión de óptica o visiones, somos un mundo disperso y recreador de espacios de participación.
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